miércoles, 31 de julio de 2013

Día de la madre

Carta a Elizabeth Hardwick y Robert Lowell
I'm glad you liked the story. That is my contribution to Mother's Day throughout the land. I felt I ought to do something like Senator Pappy O'Daniels.* He conducted the Light Crust Doughboys over the radio every mother's day and recited an original poem. One went: “I had an old mother. I had to have. I lover whether she’s good or bad. I lover whether she’s alive or dead. Whether she’s an angel or an old dope head». You poets express yourselves so well in so little space. (17.03.53 CW 909-10)
Me alegra que os gustase el cuento. Es mi contribución al Día de la Madre a nivel estatal. Me pareció que tenía que hacer algo como el senador Pappy O'Daniels. Dirigía a los Light Crust Doughboys en la radio cada Día de la Madre y recitaba un poema original. Uno decía "Tenía una madre anciana. Tenía que tenerla. La quiero sea buena o mala. La quiero esté viva o muerta. Sea un angel o una vieja yonqui". Vosotros los poetas os expresáis tan bien en tan poco espacio.

martes, 30 de julio de 2013

Conocimiento y escritura

Dos textos sobre autoconocimiento:
In any case, when you write about the poor, you have to be writing about yourself first, everybody else second, and the actual poor third (CW 947).
De todos modos, cuando escribes sobre los pobres, primero tienes que estar escribiendo sobre ti misma, después sobre todos los demás y en tercer lugar sobre los pobres en concreto.
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To know oneself is to know one´s region, it is also to know the world, and it is also, paradoxically, a form of exile from the world, to know oneself is above all to know what one lacks, etc etc etc. I then went on to say that St. Catherine of Siena had called self-knowledge a “cell,” and that she, an unlettered woman, had remained in it literally for three years and had emerged to change the politics in Italy (CW 977 [a Betty Hester 16.12.55]).
Conocerse a uno mismo es conocer la propia región, es también conocer el mundo y es también, paradójicamente, un modo de exilio del mundo, conocerse a uno mismo es sobre todo conocer lo que a uno le falta, etc, etc, etc, Luego continué con que santa Catalina de Siena había llamado 'celda' al autoconocimiento  y que ella, una mujer iletrada, había permanecido literalmente tres años en él y había salido de ello para cambiar la política en Italia.


lunes, 29 de julio de 2013

Honestidad brutal

En una carta a Betty Hester FO'C explica sus dudas sobre si decir en una reseña de un libro todo lo que piensa, porque no le convence, con sinceridad brutal:
In the first place you can be so absolutely honest and so absolutely wrong at the same time that I think it is better to be a combination of cautious and polite. I prefer the good manners of an idiot to his honesty and while I am not an idiot in these matters, I have found myself mighty far wrong mighty often. Well, Mauriac says only fiction does not lie and I believe him” (21.04.56 CW 992).
En primer lugar, puedes ser absolutamente sincera y a la vez estar a la vez tan absolutamente equivocada, que creo que es mejor una combinación de cautelosa y cortés. Prefiero las buenas maneras de un idiota a su sinceridad y aunque yo no sea idiota en estas cuestiones, me he descubierto que había metido la pata hasta el fondo demasiadas veces. Bueno, Mauriac dice que solo la ficción no miente y yo le creo.

viernes, 26 de julio de 2013

Ortografía

A FO'C le era indiferente la ortografía. En una carta a Betty Hester le cuenta que una vez Caroline Tate le había corregido un texto: no existía el “bob-wire”; era en realidad “barbed wire”. Y sigue:
My mother says. “You talk like a nigger and someday you are going to be away from home and do it and people are going to wonder WHERE YOU CAME FROM (CW 989).
Mi madre dice: Hablas como un negrata y un día te vas a marchar de casa y hablar así y la gente se va a plantear DE DÓNDE ERES.

miércoles, 24 de julio de 2013

The Displaced Person

Tres notas de lectura del principio de La persona desplazada, ese grandísimo relato:

1. El polaco que llega a trabajar allí, besa -a la europea- la mano de la señora McIntyre, la dueña de la finca. Lo que piensa la señora Shortley, que trabaja para ella, es:
Si el señor Shortley hubiera intentado besarle la mano, la señora McIntyre le habría dado un golpe hasta la mitad de la semana siguiente («If Mr. Shortley had tried to kiss her hand, Mrs. McIntyre would have knocked him into the middle of next week» CW 286). 
Es genial eso de te voy a dar un golpe hasta la mitad de la próxima semana.

2. Esa señora Shortley es alguien que se cierra en banda a todo lo que suponga un paso más allá de su estrechez de miras y de vida. Por eso el inicio del relato es tan impresionante: aparece ella, seguida por el pavo real, en dirección al sol, pero ignoró el blanco sol del atardecer que se arrastraba detrás de un muro de nubes desgarradas como si fingiera que era un intruso («ignored the white afternoon sun which was creeping behind a ragged wall of cloud as if it pretended to be an intruder»). En cambio, así actúa el pavo: su cabeza en el largo cuello azul como de caña estaba girada como si su atención estuviese fijada a lo lejos en algo que nadie más pudiera ver («his head on the long blue reedlike neck was drawn back as if his attention were fixed in the distance on something no one else could see» (CW 285).
Esta es la madre del cordero del cuento.

3. La mujer del polaco sale del coche: una mujer de marrón, con forma de cacahuete («a woman in brown, shaped like a peanut» (CW 286).

jueves, 4 de julio de 2013

Por qué Matar un ruiseñor es un anti-Flannery

A Flannery no le gustó nada el libro de Harper Lee. A mí tampoco (la película he de reconocer que sí, aunque la última vez ya no)

Lo resume admirablemente Matt Forney, que yo os traduzco aquí:
Matar un ruiseñor es basura porque absuelve a la clase social de Lee -la élite rica, la clase alta- de su responsabilidad en crear una cultura de racismo en el Sur. En la novela, todo el racismo de Maycomb emana de los Ewell, un clan despreciado y aislado de «basura blanca» que vive en una choza de lata detrás del basurero del pueblo. Atticus Finch, el abogado del pueblo (y por eso mismo uno de los hombres más poderosos y respetados de Maycomb) no es hostil a los negros, tampoco el sheriff o las demás familias de clase media del pueblo. Hasta las familias trabajadoras como los Cunningham no son abierta y violentamente racistas.
Y a pesar de todo, a pesar de ser los únicos racistas del pueblo, los pobres y odiados Ewell de algún modo consiguen suficientes influencias como para acusar a un negro de un crimen que claramente no había cometido.
Y eso es el motivo por el que Matar un ruiseñor es parte de las lecturas de todos los colegios de América y por qué Sangre sabia lo leen pirómanos intelectuales resentidos como yo; es mentirosa, egoísta y reafirma los prejuicios de sus lectores izquierdosos. Los negros son buenos, los blancos de clase media son buenos, los blancos de clase baja son la raíz de todo mal, y la "pérdida de la inocencia" en una auténtica tragedia. Esa es una excelente regla para medir si algo merece tu tiempo: si se menciona un libro o película sobre que va de "la pérdida de la inocencia", huye por todos los demonios como si te estuviera acosando un yonki lleno de heridas con una jeringuilla.
Y aquí explica qué hace Flannery:
Flannery O’Connor no tenía tiempo de darle gusto a las modas de los puritanos del norte; estaba demasiado ocupada modelando el retrato más realista y apasionante de su tierra natal desde la muerte de Mark Twain. O'Connor evitaba la piedad y el sentimentalismo y pintaba a los sureños -blanco o negro, rico o pobre, hombre o mujer- como eran: desgraciados, estúpidos y corruptos. En su mundo, nadie es inocente y todo el mundo tiene la sangre del clasismo y el racismo en las manos, negros incluidos.
Tampoco caía en eufemismos: usaba “nigger” con frecuencia (cf. The Artificial Nigger), eso que para los liberales es como ajo para un vampiro.