He escrito una novela, Wise Blood y una colección de cuentos. Los cuentos son mejores, pero en uno y otro caso fue lo máximo a lo que podía llegar en ese momento y no podría haber escrito ni una línea de otra manera. Me temo que algunos de mis personajes son aún más desagradables que los del señor Mauriac y que tampoco querrás conocerlos. Sin embargo, son todos yo, incluso los peores, así que mi grado de tolerancia respecto a ellos es el máximo posible. Tengo amigos piadosos -e incluso inteligentes- que me escriben que el escritor católico debe escribir sobre el amor y la redención y no tanto sobre la ausencia de estos. Es muy posible estar de acuerdo con eso y añadir: "Sí, y se supone que todos tenemos que ser santos". Creo que los consejos que recibo de los inexpertos siempre son correctos pero rara vez es posible seguirlos. Una escribe lo que puede y reza para ir mejorando.
I have written one novel, Wise Blood and a collection of short stories. The stories are the better of the two but both were the best I could do at the time and could not have been written, by me, a line different. I am afraid some of my characters are even more unpleasant that M. Mauriac’s and that you wouldn’t want to know them either. However, they’re all, even the worst of them, me, so my tolerance of them is supreme. I have pious and even intelligent friends who write me that the Catholic writer must write about love and redemption and not so much the lack of it. It’s quite possible to agree with this and to add, “Yes, and we’re all supposed to be saints.” I find the advice I get from the inexperienced is always correct but seldom possible. One writes what one can and prays to do better (55).---
En Alexander, B. B. ed., Flannery O’Connor. Good Things Out of Nazareth. The Uncollected Letters of Flannery O’Connor and Friends, New York: Convergent, 2019