viernes, 18 de febrero de 2022

Choques entre Regina y Catherine Gordon y la visita al lecho de muerte

En el libro que editó Flanagan (2018, 170) se recoge una carta de FO'C a Betty Hester sobre una visita de la escritora Caroline Gordon en octubre de 1959. Ahí cuenta que esta chocó completamente con el carácter de su madre; el casus belli es un perro que ve y piensa que está abandonado, y se empeña en ir a por él, algo que saca de quicio a la madre de FO'C. Estas peleas entre señoras mayores las describió estupendamente la propia Flannery en algún cuento. También hablaron sobre la prosa de FO'C:

Sunday morning she gave me a valuable two hour lecture on the subject of my prose.
El domingo por la mañana me dio una valiosa clase de dos horas sobre el tema de mi prosa.

Gordon visitó a FO'C cuando estaba ya en el hospital cerca de morir. Así lo describió Gordon:

We were permitted to stay only twenty minutes. After the nurse had left the room, Flanery pulled a notebook out from under her pillow. “The doctor says I mustn’t do any work. But he says it’s all right for me to write a little fiction. ” She paused to grin at us, the kind of wry grin which a contemplation of the inordinate demands of his craft sometimes elicits from the fiction writer, and went on to confide that she hid the notebook under her pillow and wrote in it “whenever they aren’t doing something to me.” If the story she was working on turned out “all right” she planned to include it in the volume which we all knew by that time would have to be published posthumously (Flanagan 2018, 206).

Se nos permitió quedarnos sólo veinte minutos. Después de que la enfermera salió de la habitación, Flannery sacó una libreta de debajo de la almohada. “El doctor dice que no debo trabajar en absoluto. Pero dice que está bien que escriba un poco de ficción". Hizo una pausa para sonreírnos, el tipo de sonrisa irónica que a veces provoca en el escritor de ficción la contemplación de las exigencias desmesuradas de su oficio, y continuó confiándonos que escondía el cuaderno debajo de la almohada y escribía en él “siempre que no me estén haciendo algo". Si la historia en la que estaba trabajando resultaba "bien", pensaba incluirla en el volumen que todos sabíamos en ese momento que tendría que publicarse póstumamente.

viernes, 11 de febrero de 2022

El real (y brutal) bautismo por inmersión

Llevaba tiempo con la mosca tras la oreja, porque había leído no sé donde, a alguien, que en Los violentos lo arrebatan, su segunda novela, Tarwater en realidad no había bautizado a Bishop. 

Sí que lo había bautizado, dice FO'C misma:

The boy finally answers his call, and he also baptizes Bishop, so what the old man predicted and hoped for is fulfilled even if not in the way he foresaw.

El niño finalmente responde a su llamada, y también bautiza a Bishop, así que lo que el anciano predijo y esperaba se cumple, aunque no de la manera que él previó. 

*The Correspondence of FO'C and the Brainard Cheneys. Edited by C. Ralph Stephens, Jackson, University Press of Mississipi, 1986, 94.

viernes, 4 de febrero de 2022

Sobre Andrew Lytle

Miré, para la entrada del otro día, datos sobre Andrew Lytle, profesor de FO'C en Iowa. Hay un artículo de Jean W. Cash, "The Flannery O'Connor-Andrew Lytle Connection", The Flannery O'Connor Bulletin 25 (1996-97), 183-192 (se puede leer en Jstor), donde se recoge un comentario suyo:

Years ago at Iowa City in a rather informal class meeting I read aloud a story by one of the students. I was told later that it was understood that I would know how to pronounce in good country idiom the word chitling which appeared in the story. At once it was obvious that the author of the story was herself not only Southern but exceptionally gifted. The idiom of her characters rang with all the truth of the real thing, but the real thing heightened. It resembled in tone and choice of words all country speech I had ever heard, but I couldn't quite place it. And then I realized that what she had done was what any first rate artist always does-she made something more essential than Life but resembling it. She had done this by the use of crucial words and the proper rhythm raised to a higher power. She was making her own language for the subject already seen to be uniquely her own. 

This of course was Flannery O'Connor.

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Hace años, en Iowa City, en una reunión en clase bastante informal, leí en voz alta un relato de uno de los estudiantes. Más tarde me dijeron que se dio por supuesto que yo sabría pronunciar con el tono rural adecuado la palabra chitling, que aparecía en el cuento. Inmediatamente quedó claro que la autora del relato no solo era sureña sino de dotes excepcionales. El lenguaje de sus personajes resonaba con toda la verdad de lo real, pero lo real intensificado. En cuanto al tono y la elección de las palabras, se parecía al habla rural que había oído toda mi vida, pero no podía localizar el lugar del todo. Y luego me di cuenta de que lo que ella había hecho era lo que cualquier artista de primer nivel siempre hace: hizo algo más esencial que la Vida, pero parecido a ella. Lo había hecho mediante el uso de palabras cruciales y el ritmo adecuado, elevándolo a un poder superior. Ella estaba creando su propio lenguaje para un tema que ya se consideraba que era, de un modo especial, de ella.

Era, por supuesto, Flannery O'Connor. 

Ese es el elemento que más se nos escapa a los que no tenemos el inglés como lengua materna ni conocemos el habla típica del Sur. Interesante es también que resalte que hay una imitación del habla del sur, pero una imitación elevada, algo "más esencial que la vida misma", que la universaliza.