viernes, 29 de octubre de 2021

No muy fotogénica

Me hizo gracia lo que le cuenta FOC a Katherine Ann Porter, en una carta del 17 de agosto de 1963:

Me alegro de que no me recuerdes con la expresión inquieta de esta foto. El hecho es que creo que los fotógrafos son del peor tipo de personas y el solo hecho de estar en presencia de uno me saca la peor cara. Recientemente tuve una mala experiencia con esa gente de Jubilee. Dejé que su fotógrafo viniera aquí (debería haber sido más sensata y no haberlo hecho) y tendrías que ver el resultado. Este es un lugar hermoso, pero en sus fotos parece Oklahoma en medio de una tormenta de polvo. Yo parezco una de las mujeres de allí, después de años de ira y semi-hambruna. Les pedí que no usaran las fotos, pero me informaron de que era demasiado tarde y las usaron de todos modos.

I’m glad you don’t remember me with the fretful expression of this picture. The fact is I think photographers are the lowest breed of men and just being in the presence of one brings out my worst face. I have just recently had a bad experience with those people at Jubilee. I let their photographer come here (which I should have had more sense than to do) and you should see the result. This is a beautiful place but in his pictures it looks like Oklahoma in the duststorm. I look like one of the Oakie women after years of wrath and semi-starvation. I asked them not to use the pictures but they informed it was too late and used them anyway (Alexander 2019, 270).

viernes, 22 de octubre de 2021

Amigos y más que amigos de FO'C

 Hay un artículo de Sally Fitzgerald, "Flannery O'Connor: Patterns of Friendship, Patterns of Love", de 1998, donde habla de amigos importantes de Flannery. Lo más llamativo es la lista de los hombres de los que se enamoró:

El primero era un sargento de la marina, John Sullivan, que estaba en Milledgeville preparándose para ser enviado al Pacífico en la Segunda Guerra Mundial. Al volver de la guerra, él entró en el seminario, que luego dejaría. Parece que Flannery le escribió muchas cartas, que se conservan, con borradores que demuestran cómo ella las revisaba. Ojalá aparezcan. 

Luego se enamoró de Robie Macauley, novelista y compañero en el Master de Iowa, que tenía novia. Él puede que ni se enterara de que ella se había enamorado de él: el hecho es que ella no se vio con fuerzas de asistir a la boda de él.

El siguiente fue Robert Lowell, el poeta, que ni se enteró de que ella le quería.

Luego se enamoró de Erik Langkjaer. Él se dio cuenta: también de que ella estaba enferma y que era mucho más importante que él (esto es lo que supone Sally Fitzgerald) y puso tierra de por medio: se marchó a Dinamarca.

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Luego, ya en Andalusia, tendría un montón de amigos: basta leer las cartas, en las que destacan Betty Hester y Maryat Lee. 

Antes, la primera importante, en la Universidad, fue Betty Boyd. 

Menciona Fitzgerald también al doctor George Beiswanger, que la ayudó a ir a Iowa, reconociendo su talento, aunque parece que no pillaba nada de su visión literaria. 

En Iowa menciona a Paul Engle y Paul Griffith como personas que la ayudaron; Griffith en concreto facilitó que fuera a Yaddo. 

En Yaddo se hizo amiga de Jim y Nellie Shannon, que trabajaban allí cuidando la casa: con ellos iba a Misa. Clifford Wright, que era pintor, le cotilleaba cosas de Yaddo: siguieron escribiéndose; él parecía enamorado de ella, pero ella no le animó nunca a llevar las cosas más en serio. Allí se hizo amiga de Elizabeth Fenwick. Fue amiga de un músico, Edward Meisel, que facilitó mucho que su estancia en Yaddo acabase durando siete meses. 

Lowell la presentó a Robert Giroux, que sería luego su editor y buen amigo y a los Fitzgerald, que serían de sus mejores amigos y acabaron siendo sus albaceas literarios.

viernes, 15 de octubre de 2021

La señora Ruby Turpin

YO a la señora Ruby Turpin, la protagonista de Revelación, le tengo gran simpatía. Hasta tuve una escena parecida a la que le pasó a ella en la sala de espera del médico, bueno, mucho menos, pero me acordé de ella cuando me pasó.

Había decidido que no te enviaría esto [«Revelación»] porque estás en horas bajas (…). Y quiero tus críticas: no tengas miedo de ofenderme. Mis sentimientos están hechos de acero en bruto. La verdad es que necesito que alguien le eche un ojo a esto. Cuando terminé la primera versión, se la envié a una antigua editora mía en Nueva York para que la revisara. Ella me escribió que era una de mis historias más negras. Yo pensaba que era una de las más ligeras. Ella pensaba que el personaje principal, la Sra. Turpin, era retorcida y malvada. Yo pensaba que era divertida, inocente y grande, una de esas mujeres del campo que suelen estar en contacto con fuerzas más grandes que ellas. Así que llegué a la conclusión de que la historia era un fracaso y rehice el final: segunda versión. Quiero que esa mujer tenga una visión. Quiero que sea una verdadera revelación. Tal vez he golpeado el saco demasiado rápido ahí, pero es que fui tan lo más lenta que fui capaz. De todos modos, dime lo que puedas y qué versión es la mejor; si alguna de las dos lo es.

I had decided I wouldn’t send you this [«Revelation»] because you being low on energy (…). And I want the criticism and don’t fear to offend me. My feelings are made of pig iron. I really need an eye on this. When I finished the first version I sent it to an old editor of mine in New York to look at. She wrote me it was one of my blackest stories. I had thought it was one of my lightest. She thought the main character, Mrs. Turpin, was mean and evil. I thought she was funny and innocent and big, one of those country women that are usually in touch with forces larger than themselves. So I concluded the story was a failure and I did over the end—second version. I want this woman to have this vision. I want it to be a real revelation. Maybe I’ve tilted the sack too fast there but I went just as slow as I dared. Anyway tell me what you can and which version is best; if either (Carta a Ward Allison Dorrance. 5 enero de 1964, en Alexander (2019, 293).


 

viernes, 8 de octubre de 2021

Una entrevista con Robert Penn Warren

En 1959, en el simposio literario de Vanderbilt, hicieron una entrevista conjunta a Robert Penn Warren y a Flannery O'Connor en la revista Vagabond, que ahora está disponible en línea aquí.

Me ha resultado interesante cómo cuenta ella que va escribiendo sin un plan previo. Explica que su táctica es similar a los perros de caza: ella sigue un rastro y si ve que no funciona vuelve atrás. Es interesante también que deseche la noción de "fábula", me imagino que en el sentido amplio de relato con moraleja, como algo previo, lo mismo que la de "mito", que aquí es un argumento, una estructura narrativa previa:


Es otro ejemplo de cómo ella rehúye la idea de argumento y la de moraleja previos al acto de la escritura. Más bien va organizando el relato y lo que acaba siendo es lo que le funciona como relato o novela, lo consistente en sí mismo.

viernes, 1 de octubre de 2021

Otra canción en Revelación

El otro día puse una canción que aparece en Revelación. Hay otra canción citada y la recuerda a medias la protagonista, Ruby Turpin. Lo que olvida son todos esos "blank" que va poniendo en el texto: 

"You go to blank blank
And I'll go to mine
But we'll all blank along
To-geth-ther,
And all along the blank
We'll hep eachother out
Smile-ling in any kind of Weath-ther!'

Así lo han traducido al español, con "tralalá":

Tú vas por tu tralalá
y yo por el mío
pero todos tralalaremos juntos,
y a lo largo del tralalá
nos ayudaremos
siempre sonriendo
¡pase lo que pase!
Por suerte, Matthew Teutsch lo comentó en detalle en una entrada muy interesante. Explica que es un mensaje subversivo (la letra la tenéis aquí), porque la canción va de que a cualquier iglesia que uno vaya (el contexto es protestante, donde ir a una iglesia u otro es secundario), hay que "caminar juntos". 

Es gracioso en el contexto del cuento, porque ese sigue siendo el tema central, lo de cómo ir al cielo y quién va a ir y quién va a entrar primero, al menos desde la perspectiva inicial de la señora Turpin. 

La canción le debía de hacer gracia a Flannery, de lo tontorrona que parece, y la mete de ese modo alusivo en el cuento, para que su efecto temático sea retardado: