En comparación con lo que tú has tenido que sufrir, yo nunca he tenido que soportar más que pequeñas molestias; pero hay veces en que el peor sufrimiento es no sufrir, y la peor aflicción, no estar afligido. Los que consolaban a Job eran peores que él, pero no lo sabían. Si el hecho de saber yo de tu carga la puede hacer más ligera, estoy doblemente contenta de conocerla. Hiciste bien contándomela, pero me alegro de que no me lo dijeras hasta que te conocí bien. Pero te equivocas cuando afirmas que eres la historia del horror. El sentido de la redención es precisamente que nosotros no tenemos que ser nuestra historia y nada tengo más claro de ti que el que tu no eres tu historia.
sábado, 13 de junio de 2009
Carta de Flannery a Betty Hester
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6 comentarios:
Qué difícil la traducción de la frase "The meaning of the redemption is precisely that we do not have to be our history". No sé, pero no me suena bien decir que "nosotros no tenemos que ser nuestra histori", me parece que oscurece el sentido de la frase, por otra parte, tan nítida en su original inglés, y más en el contexto de la carta a Betty Hester. Quizá sea mejor traducirlo por: el significado de la Redención es que no tenemos que identificarnos con nuestra historia, o que no somos nuestra historia, en definitiva. En definitiva, que Cristo nos redime de nosotros mismos, pero eso es hacer una meta-lectura no autorizada.
Verónica, hay una cuestión de fondo que puede aclarar esto un poco; Betty Hester le había contado algunas cosas de su pasado a Flannery. Lo que le dice esta es que, por suerte, nosotros no somos nuestra historia, no somos lo que hemos hecho (por suerte). ¿Y qué idea más bonita, verdad? Cristo no nos redime de nosotros mismos, sino de nuestra historia.
Ya sabía lo de Betty Hester. Leí el artículo completo. La idea me parece enriquecedora y sugestiva, y muy de Flannery. Como cuando dice en "Grotesque in Southern Fiction" (en "Mistery and Manners") que "para mí el significado de la vida está centrado en ser redimidos por Cristo", y que todos sus personajes los mira bajo ese prisma. También la idea tan suya de enfocarlo todo a la luz del misterio de la Encarnación, y la de entrar en el misterio a través de lo más carnal y material, sin despreciar nada. Creo que éste es el principio para entender bien a Flannery: su absoluta ortodoxia y, al mismo tiempo, su rebeldía para no conformarse con lo ya dado, lo esperado, sino para sacudir y zarandear al lector, mediante una especie de catarsis, que le conduzca a la visión que ella, como católica, ha intuido (entendido en su sentido más etimológico y genuino).
La idea de la carta es bellísima y profundísima. Aun así, me sonaba raro cómo estaba traducida.
Tú dices que Cristo no nos redime de nosotros mismos. No sé. Tal vez sí: "tomó nuestra condición humana, haciéndose semejante en todo a nosotros menos en el pecado". El pecado es también parte de nuestra naturaleza, redimida por Cristo.
En fin, puede parecer estéril esta discusión, pero a veces una traducción puede velar el sentido originario del texto. Siento haberme puesto más papista que el Papa.
Verónica, gracias, tu comentario es muy excelente; y tienes razón en lo del pecado, contra lo que yo decía, aunque es cuestión difícil donde las haya.
Y estoy pendiente sobre todo hoy y mañana de vosotros.
Mil gracias, Angel. Lo sé.
En el blog http://atrabiliaria.blogspot.com/ hay una muy buena traducción y explicación del ensayo "Writing Short Stories". Realmente vale la pena.
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