En un libro de Gary M. Ciuba sobre Deseo, violencia y divinidad en la ficción sureña moderna hay un artículo que me ha impresionado un montón sobre Los violentos lo arrebatan, la segunda novela de FO'C: "«Like a boulder blocking your path». O'Connor's Skandalon in The Violent Bear It Away".
Lee a través de Girard y postula que eso que los violentos personajes de la novela no logran arrebatar es esa piedra de escándalo con la que chocan repetidamente (119). Por ejemplo Tarwater quiere superar a su tío, como un nuevo Eliseo al gran Elías, pero en logros, en fuerza, en violencia (125). Lo que busca es gloria.
Más adelante compara la violencia en el diálogo entre los personajes con la esticomitia de la tragedia griega (139).
La irreconciliable oposición entre los tres protagonistas acaba disolviendo las diferencias y llevando a una 'hateful interdividuality' (139). La que acaba siendo la víctima es Bishop, claro (145), el pequeño que es escandalizado. Su padre choca con su amor violento por su hijo, Tarwater no puede ni mirarlo, pero antes de intentar matarlo lo mira fijamente para que entre en una dinámica de imitación, en la que por supuesto no entra, salvado por su situación física.
Love is violent only if violence is redefined as the struggle to master one's mimetic desire, especially for the sake of the other, rather than the struggle to overcome the other (162). Al final, lo que se entrevé es el banquete mesiánico, donde ya no habrá competición: el hambre que percibe Tarwater es el mismo de su tío, lo que le pone en línea de ser la nueva víctima, pero ahora ya es un profeta de verdad, que ha asumido su misión.
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