Definición de pureza que da a Betty Hester [
contexto vital de esta]:
Aceptación de lo que Dios quiere de nosotros, la aceptación de nuestras nuestras circunstancias individuales. An acceptance of what God wills for us, an acceptance of our individual circumstances. CW 976, 16.12.55)
Y poco después le contesta que la pureza no es buena por ser renuncia en sí misma ni porque tenga que ver con la sumisión:
Siempre renuncias a un bien menor por otro más grande; lo contrario es lo que es el pecado. Always you renounce a lesser good for a greater; the opposite is what sin is.
Tampoco la pureza es algo ingenuo (‘naïve’):
No pienso que la pureza sea inocencia sin más: no creo que los bebés o los inocentes la posean. Parto de que es algo que viene o con la experiencia o con la gracia, así que nunca puede ser ingenuo. En la cuestión de la pureza no podemos nunca juzgarnos a nosotros mismos, y mucho menos a ningún otro. Nadie que piense que es puro seguramente lo sea
I don’t think purity is mere innocence; I don’t think babies and idiots possess it. I take it to be something that comes either with experience or with Grace so that it can never be naieve (sic). On the matter of purity we can never judge ourselves, much less anybody else. Anyone who thinks he’s pure is surely not (CW 978 a Betty Hester 01.01.56).
Con todo ello tiene que ver
una carta de C. S. Lewis que cita Mark Shea.
3 comentarios:
No conocía el texto que aquí se cita, pero no me siento de acuerdo con el fragmento final. Efectivamente, la pureza, sea ella lo que sea (y en realidad habría que empezar por definirla), muy bien puede ser algo conquistado, o sobrevenido. Pero afirmar que "no creo que los bebés o los inocentes la posean", y más todavía que "nunca puede ser [algo] ingenuo", me parece francamente excesivo. ¿Los bebés y los inocentes no son "puros"? ¿En qué sentido? Adán y Eva, antes de la caída, y por tanto del conocimiento del bien y del mal, ¿no eran "puros"? ¿Qué eran entonces? Mi no comprender.
Yo creo que lo que hace Flannery es distinguir entre la inocencia original, que poseen los bebés y Adán y Eva antes de la caída (y claro que son 'puros', es algo que Flannery destaca mucho en su obra; el ejemplo más patente es el de 'Bishop' en Los violentos lo arrebatan), de la virtud de la pureza, que es un ejercicio de purificación. Por ahí creo que va la cosa.
Quizá pueda aportar algo esta cita de San Casiano:
"No es suficiente el ayuno corporal para conquistar y conservar la castidad perfecta. Contra este espíritu impuro ha de proceder la contrición del corazón, junto con la oración y la reflexión constante de las Escrituras. Hay que unir, además, el conocimiento de las cosas del espíritu y el trabajo, que tienen la propiedad de reprimir la inconstancia y veleidad del corazón. Y, sobre todo, es preciso haber echado sólidos cimientos de humildad."(Casiano, Instituciones, 6, 1).
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